lunes, 10 de enero de 2011

LA GRAN RECALÁ

El Muellecito (Gentileza de "Salvemos el Muellecito de Chipiona")

El Muellecito, casi cubierto; la mar, ligeramente rizada.¡ De dulce!
Los pulidoros ocupaban la cubierta, casi al completo. Poco a poco, como quien no quiere la cosa, se fueron adueñando de la punta del embarcadero, la parte más cotizada. Los misas se calentaban en la arena a la espera de la pleamar. Les acompañaban los marpegas, los mayoyos y los dos violos chicos. Los boedos se acercaban desde el bar Playa, el de la Playa, con la barriga hinchada y surcada por los chorreones de agua del búcaro.
La brisa se fue espesando y el olor a sardinas se diluía bajo el aroma de los pajaritos de huerta. Los cuernos de cabra de la última fritada se apropiaron el aire de tal manera que casi no se podía oír con nitidez "La playa estaba desierta, el mar bañaba tu piel, cantando con mi guitarra..."
Los últimos comensales apuraban el tintorro y se afanaban en agotar los mondadientes y las finas servilletas de propaganda.
"Para tí, María Isabellllllll"
-¿Qué van a tomar de postre los señores?
-¿Qué hay?
-¡Qué va a haber!¡ Aquí estamos!

"Vamos a la playaaaaaaaaaaaa, calientaa el sooooolllllll"

Segundo y Carmelo atravesaron el bar pisando las colillas y los platillos de cerveza ocultos entre las bolas de servilletas y los carrozos de los pimientos fritos.

Serían ya los primeros días de septiembre pues sus pies apenas notaban diferencias entre la basura y los desperdicios.
Carmelo dio una palmetada sobre la máquina de los discos, harto ya "coge tu sombrero y póntelo..."; con la mala suerte de caerle el tinto a un chavalote achicharrado, con la cara pintada de crema blanca entre pellejitos sueltos. Se desafiaron con las miradas en el momento del "chibiribirí po po po pó..." y Carmelo disparó primero.

-¿Tiene usted hora?
-Las cuatro en punto, miarma.

Al bajar la tosca escalerilla del Tani, todas las miradas se clavaron en Segundo. Parecía que estuviesen esperándolo.
Manolo, el de Concha, más conocido entre sus amigos como El Moñi, se hizo cargo de la megafonía inalámbrica, se arrimó las dos manos a la boca y gritó como si hubiese entrado un oficial a bordo.
-¡Euuu!¡ Ellllllllll Gunnnnnnn-DO! ¡Hoy tenemos RE-CA-LÁS!
Manolín y Paco se acercaban desde la caseta de Paco Lozano, trotando por la orilla. Los dos primos aceleraron hasta que la arena se hizo más blanda, ya tras la rabadilla de la pared del corral.
El Moñi, auténtico show-boy, hizo los honores al recién llegado.
-¡Euuu! ¡Ese ce-pi.-llaaaaaaaaa-ZO!
Al poco, ya casi sin resaca, la mar dijo ya no subo más. Asomó Aurelio sobre las uralitas del bar como si hubiese estado oculto durante horas y reclamó la atención de la concurrencia.
-¡Quillo! ¡Quitarse, que me tiro!
Amagó, dio media vuelta y se lanzó a la arena desde el muro que daba fin al paseo.
Se frotó las manos para quitarse la arena y para alegrarse por la presencia de Segundo.
-Gundo. ¿Te echas una varita a recalá?
Segundo le aceptó el reto levantando el hocico con seguridad.
-Contigo y con quien quiera.

El Espigüi, los chocos, los vardeles, los pastorinos,los lozanos, los mayoyos, los misas, los cascarillas, los zarazagas, los cubalas, los culocorchos, los querys y otras sagas y gente suelta se sometieron al arbitraje del mayor de los pulidoros. Las reglas eran muy sencillas:
Cada participante se lanzaría, por turnos, desde la punta del Muellecito. Ganaría quien saliese del agua a mayor distancia del punto de lanzamiento. El cuerpo tenía que quedar totalmente sumergido, quedando prohibido nadar en superficie. Segundo había puesto como condición para participar que sería el último en lanzarse. Y se le aceptó.
Los más pequeños comenzaron la ronda de recalás, con sus piques.
Carmelo aprovechaba el día de playa hasta que el sol le decía adiós.

Aurelio se quedó a unos metros de la punta del corral y casi entrega la pelliza.
Fue superado por casi todos los mayores.
El segundo de los pulidoros, Manolo El Jarabo, sobrepasó la punta del corral de sobra. La distancia parecía insuperable. Y un "¡Oh!" silenció la playa cuando asomó su pelo quemado a una distancia imposible para los demás.
Segundo tomó aire y se perdió bajo el agua. Todo el bar miraba hacia la mar. La orilla estaba cuajada de curiosos, como si estuviesen embarcando a la Virgen del Carmen desde la roca.
-¡Ese chavea no sale!¡ A ese nota le ha pasao algo!
El público empezaba a inquietarse y se alzaron algunas voces requiriendo a la Guardia Civil.
El Gundo nunca imaginó que hubiese tanta gente con ganas de verlo. Hasta que lo comprobó con sus propios ojos, sentado en la orilla, entre el gentío.
Había pasado al corral de La Longuera trascalando en sentido contrario al que todos esperaban y llevaba un rato mirando las espaldas de los alarmados buceadores.
Sintió apuros y rompió la espectación.
-¡Quillo, tranquilos, que estoy aquí!
Mezcló unas risas con los insultos de la gente y corrió a tirarse en la arena calentita.
Los bañistas fueron encajando la broma y le hicieron compañía lanzándose bocabajo con las manos en el pecho para estamparse unas costillas o un corazòn, al gusto.



Esta entrada se la dedico a mis amigos del Facebook, especialmente a "Salvemos el Muellecito de Chipiona" por dar la talla en la recuperación del histórico embarcadero.


17 comentarios:

  1. Me ha encantado esa forma tan personal de narrar el episodio, entremezclandolo perfectamente con la letra de la famosa canción del verano. Y la megafonía inalambrica tampoco tiene desperdicio!
    Cómo es la gente: primero lloran porque piensan que le ha pasado algo, y cuando descubren que no es así, se enfadan! :)
    Menos mal que finalmente supieron encajar la broma. En cualquier caso, parece mucho mas emocionante que el balconing actual, no?

    Buenas noches, monsieur

    bisous

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  2. Conocí y presencié más de una vez las hazañas del Gundo también en el corral de Las Canteras.Gran amigo mio en las artes de buscar cobre, plomo, hierros y cartones para venderlos e ir al cine.También en armar costillas en Camarón, los cerros, los cuatro vientos, Villablanca.En destrozarle las cuevas que tenía el Lucio en el cerro,las pachochas,fumar raíces y un montón de cosas contables e incontables.Por cierto, el Gundo decía ¿has visto al dese? y uno ya sabía quien era el dese y le decía si lo había visto o no....

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  3. QUE LINDOS RECUERDOS, QUE BELLOS TIEMPOS DE SANA AMISTAD, DE AMIGOS INOLVIDABLES, QUE ENDULZAN EL PRESENTE- TE ABRAZO PASTO

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  4. Como en cada relato nos trasladas al momento y al sitio exacto, y con unos personajes tan reales como la vida misma.

    Me uno a los amigos de "Salvemos el Muellecito de Chipiona", un saludo.

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  5. Me encanta cómo lo cuentas, parece que lo estamos presenciando con el sonido de fondo de aquella canción del verano, muy original. Un fuerte abrazo.

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  6. Otra entrada como las anteriores, bien definidas, con una redacción impecable.

    Un fuerte abrazo.

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  7. Magnífico tu relato,Pasto.La pasión y la voluntad que te caracterizan brillan en las letras,que hacemos nuestras y envidiamos aquellos días,que nos muestran una juventud "sanota e imaginativa".
    Ojalá volvamos todos a la naturaleza para curarnos de este afán materialista y consumista.Ojalá el espíritu tomara las riendas de este destino,que se ha parado en una calle sin salida.
    Mi felicitación y mi abrazo grande amigo.
    M.Jesús

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  8. HOLA AMIGO, QUÉ HERMOSO RELATO EN EL QUE PUDE IMAGINAR AQUELLOS LUGARES QUE NO CONOZCO...

    BESITOS!!

    PATRY

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  9. Me ha gustado tu relato, y esa cancióntan de mis tiempos.
    Un abrazo

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  10. Estupendo relato, por el fondo y por como se cuenta. Y la musiquilla pone la ambientación. Un placer leerte. Saludos.

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  11. Genial manera de contar unos sucesos a través de aquella canción del verano, que llenó la vida de tantos jovenes de música.

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  12. Como siempre, nos tralada a esos lugares, que de niño soliamos frecuentar,y donde tantas veces nos hemos inventado ese mundo de fantasia,cuantas veces nos hbremos tirado de ese muellecito, donde tú hoy nos relata esa aventura,tan maravillosa, y con no menos maravillosos interprete y a la vez amigos en comun un abrazo Pasto de...TONY

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  13. leerte es sentirte Describes tan bien los momentos un beso

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  14. Como buen chipionero, tienes una chispa increible para relatarnos tus historias.
    Dale a tu canario un poco de gofio y te cantará más, ja ja.
    Un abrazo.

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  15. Hola Pasto,

    me encanta el homenaje que haces a tus amigos y la forma como lo haces...

    Me gusta leerte.

    Gracias por tus palabras.

    Un beso.

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  16. Hola Pasto que bella historia. Fue un placer leer e imaginar el suceso. Besos, cuidate.

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  17. Señor Pastorino, enhorabuena por esta auténtica maravilla literaria. Ni tengo facebook ni sabía que el Muellecito de Chipiona se encontraba en peligro, aunque cualquier cosa es posible con los políticos que pueblan muchas alcaldías andaluzas. Reciba un fuerte abrazo.

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