sábado, 29 de marzo de 2014

¡ AGUA DE LA INDIA !


Las niñas cantaban "el patio de mi casa es particular; cuando llueve se moja como los demás". Era sábado y el viento de levante estaba sacando agua.

- ¡Agua de la India! -Gritó una anciana desde el cierro de su ventana.

Las niñas seguían cantando cogidas de la mano "agáchate y vuélvete a agachar" como si ritualizaran la danza de la lluvia.

- ¡Cállate, niña! ¡Van a caer chuzos de punta! -Volvió a gritar la anciana.

- …Que las niñas bonitas se vuelven a agachar. Chocolate. Molinillo. Corre, corre, que te pillo.

La anciana expresó con todas sus fuerzas su malestar. Y reventó.

- ¡Fuera de aquí ! ¡Id a cantar a vuestra puñetera casa!

Acababa de tender la ropa blanca y lo último que necesitaba era un chaparrón.

Las bailarinas se desperdigaron antes de llegar a lo de "con la punta del cepillo".

jueves, 27 de marzo de 2014

¡ CALLA, QUE HAY ROPA TENDIDA !


Carmelo se llevó otro escopetazo cuando se acercó a la conversación. Todos callaron.

- ¡Calla, que hay ropa tendida! - dijo Pepe señalando al niño con la ceja.

El pequeño gorrión captó el gesto: lo había dicho por él. No era la primera vez que decían lo mismo cuando se acercaba a una conversación entre mayores.

- Entonces, ¿qué? ¿Queréis otro papelón de pólvora y el cañón gordo o no?

Todos notaron que había cogido lo de la "ropa tendida".

- Pelma, no te mosquees, hombre. Que sí, que queremos las dos cosas.

- Pues ya estoy hasta los cojones de tanta ropita tendía. Y del Peorro este haciendo así cada vez que llego yo.- dijo Carmelo parodiando el gesto de Pepe.

- Vale, vale. Ya no te lo digo más.- se disculpó Pepe, El Peorro.

- A ver cuando te traes ya el carburo. Tengo tres botellas de La Casera esperando.

- ¡Joé, con el Pelmacillo!- Exclamó Manolo adivinando sus intenciones.

- Yo traigo salitre y el cañón gordo. Y éste - continuó señalando despectivamente a El Peorro - me da un papelón igual de grande lleno de carburo.  Sin piedrecitas ¡eh!

-¡Trato! - firmó El Peorro levantando ligeramente el culo de la piedra.

Todos le hicieron un cerco entre risas.

martes, 25 de marzo de 2014

LA CIGÜEÑA DE LA PARRA


- A ti te dejó en la mesita de noche- dijo la tía señalando a la niña.

- ¿ Y a mí, tita ?

- A ti, encima de la parra, gorrión. Come y calla.


jueves, 20 de marzo de 2014

EL COLUMPIO DEL OLIVO

Olivo manzanillo


Carmelo no estaba dispuesto a columpiarse otra tarde sentado sobre la soga. El esparto le producía dolor sobre los muslos y tenía que columpiarse de pie, agarrando la soga con ambas manos. La mayor parte del tiempo hacía el mono y terminaba subido al olivo. Desde arriba llamaba a su padre para que le ayudase a bajar.

- Esta es la última vez que te bajo. Te vas a bajar tú solo, igual que has subido.

- Es que no sé bajar, papá. Me raspo las manos.

- Te voy a poner una tablita para que te columpies sentado.

- Vale. Voy a casa de los primos mientras.

- ¡Cómo que mientras?

- Mientras colocas la tabla.

Carmelo no se columpió nunca sobre la tabla. Decía que era como mear sentado. Continuó trepando al olivo por la soga del columpio y se tiraba desde lo alto sobre donde creía que la tierra iba a estar más blandita.

lunes, 10 de marzo de 2014

PONTE LA CARETA


- ¿Cuánto te ha costado la careta, Pelma?

- Once duros.

- ¿Y cuánto dinero llevabas?

- Once duros.

Manolo le había preguntado lo mismo varias veces. Cada vez que entraba alguien en la casa. Cada vez que cambiaba de posición en la silla de eneas. Cada vez que miraba la máscara de goma. Siempre las mismas preguntas. Siempre la misma respuesta. La situación se iba haciendo tensa a cada pregunta machacona.

- ¡Ojú, mamá! ¡Mira al Manolata este!

- Manolito, no seas pesado… ¡Cuidao con la porquería que ha comprado el niño!

- ¿Cuánto te ha costado la careta, Pelma?

- Manolo, ve con él y que la descambie.

Camelo rompió a llorar.

- ¡Ya he dicho que el tío se ha ido!

- ¡No se va a ir si se ha llevado los once duros!-Exclamó Lucas - Eso si no se ha muerto de risa.- Añadió.

- ¿No la había más fea? ¿Ni más cara?

Carmelo se había desprendido de sus ahorros en cuanto se interesó por el precio de una careta de goma.  Era la primera vez que se veía con tantos duros en el bolsillo. Y los gastó al cuarto de hora de salir de su casa, la víspera de la Virgen de Regla.

- Mañana te quedas aquí, sin salir en todo el día: encerrado.- sentenció su madre indignada.

- Ponte la careta, Pelma.

sábado, 8 de marzo de 2014

PELMA, DI "BREVA CON LA BOCA CERRÁ"

Flor de la higuera
Carmelo era capaz de decir con soltura todos los trabalenguas y tonterías que le proponían sus hermanos.

- Pelma, di "aceitunita desaceitunítate"- le proponía Lucas.

Y lo decía. Las primeras veces titubeando, pero terminaba diciéndolo con propiedad. Si alguna vez tenía que dar órdenes a las aceitunas ya estaba preparado.

- Pelmacillo, di "con este puñal de acero te descorazonaré"

Y el niño repetía como un papagayo  a su hermano  unas veces y a su hermana, otras.

Pasaban del cielo enladrilllado al mismo cielo emborregado con retahílas que Carmelo reproducía como un radiocaset. El arzobispo de Constantinopla se desarzobispoconstantinopolizó miles de veces entre sus labios. Los tres tristes tigres no planteaban ningún problema y triscaban trigo en el trigal casi a diario.

Cuando el entrenamiento les parecía suficiente, Manolo le decía:

- Pelmacillo, ahora di "breva con la boca cerrá".

Y Carmelo lo intentaba hasta que se reía hasta él; aunque no sabía de qué.

martes, 4 de marzo de 2014

ESPUMARAJOS DE FLOR DE JARRO


- ¡Este niño se está muriendo! ¿Qué te pasa?
- Que he comido una flor de jarro, tita.

 El aceite de oliva a granel y un buen puñado de sal hacen milagros. Si no, que se lo pregunten a Carmelo. O a Cirindisco, el perro.

- Te has librado porque no te comiste el yemen. A ver cuando dejas de morderlo todo.
- Sí, abuelo.- prometió Carmelo días antes de quemarse la boca con sosa americana.

domingo, 2 de marzo de 2014

DÁTILES VERDES

Dátiles sin garrotillo

El garrotillo propio de los dátiles verdes no los protegió hasta su maduración. Cayeron todos verdes. Carmelo carraspeaba entre dátil y dátil como si tuviese un papel de lija en la garganta. Hasta que les dio fin. A todos.

- Mi trompo. Quiero mi trompo.-exigió Carmelo con el escobajo de palmera en la mano.

- Pelma, ¿dónde has escondido los dátiles?

- Me los comí. Quiero mi trompo.

Carmelo ganó su primera apuesta ejerciendo de picudo.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...