Las niñas cantaban "el patio de mi casa es particular; cuando llueve se moja como los demás". Era sábado y el viento de levante estaba sacando agua.
- ¡Agua de la India! -Gritó una anciana desde el cierro de su ventana.
Las niñas seguían cantando cogidas de la mano "agáchate y vuélvete a agachar" como si ritualizaran la danza de la lluvia.
- ¡Cállate, niña! ¡Van a caer chuzos de punta! -Volvió a gritar la anciana.
- …Que las niñas bonitas se vuelven a agachar. Chocolate. Molinillo. Corre, corre, que te pillo.
La anciana expresó con todas sus fuerzas su malestar. Y reventó.
- ¡Fuera de aquí ! ¡Id a cantar a vuestra puñetera casa!
Acababa de tender la ropa blanca y lo último que necesitaba era un chaparrón.
Las bailarinas se desperdigaron antes de llegar a lo de "con la punta del cepillo".