viernes, 3 de mayo de 2013

LA CIGÜEÑA Y EL GORRIÓN

Colonia de cigüeñas blancas

La cigüeña llegó a la torre como cada primavera. Comenzó su crotoreo nada más asentar sus largas patas sobre el nido viejo que se desparramaba por las cornisas del campanario. Atacó castañeteando el pico como la metralleta del sargento Gorila hasta que logró intimidar a otro macho que pretendía ocupar su nido.
Carmelo galopó escaleras arriba y brincó al pretil para abrir la boca mientras el ave se arqueaba como un junco, llegando a tocarse la espalda con la coronilla. El nido era suyo, como cada temporada.
- ¡Gorrión!¡A comer!
- ¡Voy, tita!¡Ya están aquí las cigüeñas!
Nido de gorriones sobre araucaria

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