jueves, 30 de mayo de 2013

EMBÁRCATE, MARINERO


Carmelo sintió cómo se le abría el cielo cuando Esaú ladeó la cabeza a modo de invitación para coger la calle Isaac Peral. Había visitado a varios familiares bufando bajo el peso del almirantazgo y ya no podía más con la calor. Tampoco le quedaban estampitas.
- Mamá, ¿puedo salir con el primo?
- Sí, pero no te tardes. Dale el librito a tu hermana y ten cuidado, no vayas a perder los gemelos.
Esaú puso cara de bueno y encaró la luz cegadora de la casapuerta.
- Vamos, Almirante.
La princesa se quedó con las ganas de coger bahía, aunque se divertía con su prima Conce. El Pelma marcó el paso exagerando el braceo para quitarse de en medio cuanto antes.
Ya en la calle, Esaú reveló los pormenores de la operación:
-¡ Al muelle !



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