lunes, 30 de marzo de 2020

LAS DOS OQUITAS

Ocaz y Bena

Llegaron a  Benaocaz por la carretera que va desde Ubrique hasta la jaula de los ánsares. Era mediodía y varios chavales merodeaban por la feria jugueteando entre cabras y carneros.
Carmelo y la Rubia echaron un vistazo a la carpa y un repaso al folleto que Carmelo llevaba en el bolsillo del tabardo. Lo que veía en el papel no se parecía a lo que tenía ante sus ojos.

Carmelo se dirigió a un mozo que arrimaba agua a la partida de cabras payoyas del primero de los corrales de la feria.

- ¿Por favor, dónde están las gallinas y las demás aves?

-Lo que hay es lo que ven. Han fallado muchos expositores. Sólo han traído aquellos ánsares. Son de una muchacha de Villaluenga del Rosario. Lo demás son todo cabras, chivos, ovejas y carneros.

Un grupo de chavales jugaban a darse collejas junto a una jaula metálica con varias parejas de gansos en su interior. Eran las únicas aves que acompañaban a los gorriones en la feria del ganado.

Uno de los quinceañeros llamaba la atención de Carmelo y de la Rubia para que se acercaran al corral. Movía los brazos invitándoles a acercarse.

- Mira, Rubia, estos son ánsares. ¿Te gustan?- preguntó Carmelo.

Estuvieron unos minutos admirando su porte gallardo y escuchando los graznidos de la piara de gansos.

- Quince euros una collera y son suyos. Como pueden ver están criados.

- ¡Hecho! Nos llevamos una collera. ¿Podemos elegir?-la Rubia no pensaba marcharse de la feria con las manos vacías.

Carmelo sacó los quince euros y se los dio al joven que exponía la piara como si fuera suya.

- Quiero ese, ese, el más alto. Y dame también aquella del rincón -añadió la Rubia cuando el chaval ya tenía al macho atrapado.

- Tome, tome, señora. Buena elección. Ahora se lo amarro para que no se le escape. Tenga usted cuidado porque muerde.

- No muerde. Verás como no. Átame también a la hembra, por favor.

La Rubia soltó las bolsas de plástico con  productos típicos de las sierra gaditana y cogió a la hembra por las patas, cabeza abajo. Luego volvió a coger la bolsa de los quesos payoyos con la mano libre.

- Coge tú la otra bolsa, Carmelo. Ya está todo visto.

Carmelo notó los dientes que lucía el machote cuando le picó en el dedo índice de la mano izquierda. Fue el único error que cometió el ganso en toda la jornada. Aquella equivocación le sirvió para aprender que los compradores de ánades suelen tener más de una mano. Antes de coger la bolsa de los dulces y embutidos, su nuevo dueño le quitó las ganas de morder-picar.

La hembra fue más dócil. Sin duda había aprendido la lección en la oreja de su recién prometido.
Se dejó abrazar por su nueva dueña y le pidió con la mirada que se apurara en alejarla de Benaocaz, ¡pero ya! Sin duda quería ver mundo.

- De la sierra a la costa. Esta tarde estarás cerca de la playa, Bena.- le susurró al oído antes de que la gansa asintiera con un velocísimo parpadeo. Las palabras de la Rubia le sonaron parecidas a aquello de "esta noche cenaremos en el paraíso", pero le daba igual. Quería salir de aquella cárcel.

Ocaz no le quitaba ojo a Bena, como si se avergonzara de que ella hubiese sido testigo del bofetón que se acababa de tragar.

- Tengo la oreja ardiendo. Cuando pasemos por Villaluenga del Rosario, me tiro del coche.-pensó el ánsar.

Fue un farol de ganso. Por la tarde ya estaban en su nuevo hogar.

- ¡Qué novia más sosa me ha buscado el manazas este!

- ¡Qué mono es Ocaz! ¡Sin duda era el más apuesto del jaulón!-pensó Bena. Me gusta para compartir estanques.

Carmelo y la Rubia afeitaron las alas de los ánsares antes de desatarles y acercaron a la pareja una jarra de pienso campero y un cuenco de agua fresquita para que fueran rompiendo el hielo.

- Mañana os traigo pan duro. O pan.- dijo Carmelo.

El noviazgo comprado empezó a pasar de la comida de las gallinas. Cogieron un seguidito y se acercaron a los pies de Manuel para darse un festín de caracoles y albahaca.Y para aliviar cloacas.

- Deja que nos acerquen lo que quieran, que nosotros comeremos lo que nos parezca. ¡Qué se habrá creído este! Sígueme, Ocaz...¡Y la Rubia se va a enterar!-añadió Bena con tono amenazante.

Bena y Ocaz


3 comentarios:

  1. Bonita historia, pero como Ocaz y Bena se pongan muy tontos, que sepas que mi madre los hace muy buenos en salsa....

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  2. Preciosa. Sigue escribiendo porque se te da muy bien. No pares, sigue, sigue...

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