Playa Cruz del mar. Olor a seba. |
La playa había amanecido cubierta por una gruesa capa de algas frescas y esponjosas. Aún bajaba la marea y apenas se veía algo de arena entre las escasas calvas que dejaba la seba.
El segundo en bajar la escalinata fue Aurelio.
- ¡Qué bien huele! - exclamó nada más llegar a la altura de Carmelo.
- ¿Hacemos una montaña de seba para saltarla?
- Y una colchoneta detrás para caer en blandito.
Empezaron a amontonar algas justo donde comenzaba la arena seca, en la línea de la marea anterior. Poco a poco fue creciendo la montaña. Poco a poco fueron llegando los habituales. Todos añadían seba a la montaña. Todos añadían algas a la colchoneta.
- ¡Vaya tela la montaña de algas que estáis haciendo! - dijo El Nene cuando ya estaba casi al doble de su altura.
- ¿De algas? Esto se llama seba, Nene; que pareces sevillano.
- ¡Es que soy sevillano, Carmelo!
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