sábado, 21 de marzo de 2020

EL CARPINTERO CIRUJANO



Al pájaro carpintero se le hizo el pico agua cuando detectó que las ramas huecas de Manuel sonaban como un xilófono en bruto. La coronilla rojiza subía y bajaba como un martillo pilón sobre el más antiguo de los brazos del olivo.

Poco a poco se iba emocionando y cambiaba la frecuencia y la intensidad del picoteo. No buscaba alimento alguno; picoteaba por puro placer...Siguió tanteando durante un buen rato. Cambió de rama; picó en la dura madera muerta; repicó en la madera del año; tanteó cada rama desde la base al muñón antes de recorrer el árbol por dentro como un espeleólogo verde con casquete rojo. Entraba por el hueco de una rama y salía por el extremo de otra.

Le pareció increíble que un árbol tan viejo encerrara tanta diversión. Y volvía a recorrerlo en su totalidad una y otra vez como si lo estuviera afinando para dar un concierto.

Picoteaba las entrañas de Manuel con la misma intensidad con la que había picoteado su piel.

- ¡Qué bien suenas, Manuel!

- Eso es el pico con el que me tocas.

- He visto  que tienes algunas ramitas con bultitos. Si quieres te las puedo quitar antes de que te den problemas importantes.

- A mi no me molestan. Llevo años con esos bultitos.

- No quiero meterte miedo. Yo, si fuera tú, me los quitaba.

- Tampoco les tengo cogío* cariño. ¿Cómo me los vas a quitar?

- ¿Tú qué crees? ¡A picotazos!

- Afílate el pico y ponte manos a la obra, campeón.

El pájaro verde fue el primer amigo de Manuel en la soledad de Los Majadales Bajos.




Dedicada a mi amigo y compañero Paco, que en Gloria esté.

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