Gaviotas sobre el Humilladero |
Soplaba un suave viento del suroeste que le acompañó desde la higuera del Santuario hasta que se dejó caer por detrás de Santa Clara. Desde los eucaliptos secos estuvo observando a su padre espolvoreando azufre con un saquito de esparto. Manolo cortaba cañas con un hocino y Lucas hacía rodar una bola de hierbas por un canalizo.
El Pelma no pudo resistir la tentación durante más tiempo y abrió la talega llamado por el olor del pan de cundi tierno y casi calentito. Le dio un pellizco a uno de los picos y lo dejó fundir en la boca antes de bajar por la duna en busca del portillo entre higos de sangre.
- Dice mamá que me tenéis que dar un bocaíto del de la tortilla de papas.
Hola Pasto:
ResponderEliminarQue buen relato con olor campo.
Un abrazo, Montserrat
Bonjour
ResponderEliminarelle est magnifique ta photo et regardons les oiseaux bise
Me ha llegado a mí también el olor a pan recién hecho.
ResponderEliminarhola ...
ResponderEliminarvivo en Buenos Aires, así que tu relato y la hermosa foto me transportan a tu hermosa tierra.
Las gaviotas, el mar, el olor a pan y a la tortilla de papas....
me llegan los olores y la brisa....
abrazo, buen fin de semana
y ahora si que me has ehcho antojar jajajja porque hasta aca ha llegado ese sabroso aroma del pan recien calentito y el aroma de la tortilla de patatas,mmmmm que rico!!!!!!pero tu me quieres hacer engordar ???jajajajjaja
ResponderEliminargracias por deleitarnos siempre con tus hermosas historias amigo y me alegro de que estes recuperado y ya de vuelta con nosotros.
te dejo un fuerte abrazo y pasa un feliz fin de semana!!!!!!
Bonito, conciso y eficaz.
ResponderEliminarMe gusta.
Un abrazo.
Precioso relato y exquisitos aromas me envuelven.
ResponderEliminarAbrazos!
Un abrazo grande desde la otra punta de España.
ResponderEliminarJabo
( buen relato)
Como siempre entrañable y cercano.Compartir en la naturaleza,qué gozada y cuánto bien nos hacía a todos...!!
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo inmenso,amigo.
FELIZ FIN DE SEMANA.
M.Jesús
HOLA QUERIDO AMIGO, ME ALEGRO QUE ESTÉS BIEN DE SALUD Y CON ANIMOS DE ESCRIBIRNOS.
ResponderEliminarBELLO RELATO, ME TRAE NOSTALGIAS.
EL PAN CALIENTE ME RECUERDA A AÑOS PRETÉRITOS DE MI INFANCIA.
QUE LINDO!!!
TE DEJO UN BESO GRANDE.
¡Qué entrañable relato!. Felicidades Pasto.
ResponderEliminarMe recordó a Chipiona, ¿puede ser?.
Muchísimos abrazos.
Precioso relato.
ResponderEliminarGaviotas: todos los días me visitan. Pan tierno y casi calentito: todos los días lo desayuno. Trabajo: eso no..... ni lo pruebo, que es vocación. Beso
Interesante, aquí en chile las gaviotas,son un trofeo en el festival de viña del mar.
ResponderEliminarBUEN FIN DE SEMANA
Hola Pasto me alegro de que ya este por aquí con nosotros.
ResponderEliminarUn relato precioso y tierno. ¿Quien se puede resistir al olorcillo del pan calentito?.
Que pases un buen fin de semana amigo.
La verdad pasto, es que no sé que tenían esos taleguillos, que, cuando uno le llevaba el bocadillo a su padre, lo bien que olían, aunque fuera un "sardina arenque" lo que levara dentro,je,je,je,...Un saludo...TONY
ResponderEliminarUm ralato muy bien escrito y ambientado.
ResponderEliminarUn saludo.
Buen y maravilloso día!!!
ResponderEliminarUn relato con sabor y aromas...
Un saludo grandote, que estés bien.
Un relato que me recuerda los relatos de mi padre cuando vivía en el campo...besooss Pasto
ResponderEliminarLes osieaux je lesadore
ResponderEliminarGenial Pastorino, qué manera de transmitir las cosas que ya ni se viven ni se escuchan.
ResponderEliminarCada relato tuyo (aunque sean ficcionados) encierra mucho, muchísimo de la historia de Chipiona y de sus gentes. Por tanto, como chipionero y como miembro de una generación que no ha tenido la "suerte" de vivir las cosas que habéis vivido vosotros, sólo puedo darte las gracias por dejar constancia de esto por escrito y por hacer brotar esas emociones en quienes no las han podido sentir.
era uno de mis trabajos de infancia, llevar con mis hermanos en las vagonetas tiradas por caballos, los tachos de comida, agua de mazamorra, y pan, a los peones que trabajaban en la trilla, que tiempos inolvidables por lo bellos, te abrazo Pasto
ResponderEliminarHOLA AMIGO QUERIDO
ResponderEliminarGRACIAS POR PASAR Y POR RECORDARME AQUELLAS MORAS DE NUESTRA INFANCIA.
QUE NOSTALGIA NO?.
BESITOS
QUE ESTÉS BIEN.
UN CARIÑO GRANDE
Amigo venho agradecer a sua visita, e dizer também que adorei o canto do passarinho.
ResponderEliminarBeijinhos de luz e paz nos seus dias...
Hola Pasto:
ResponderEliminarQue pillín, ya lo había provado.
No pudo resiustir a la tención del olorcillo del almuerzo.
Encantadora historia, que huele a monte.
Besos, Montserrat
Un relato con aromas de campo y delicias hogareñas. Quien no probó alguna vez, los encargos que mama nos daba para papá o la abuela???
ResponderEliminarMe llevaste a la infancia y a mis travesuras en la cocina de la nona.
Fue hermoso visitarte. Un abrazo.
Hola, amigo Pasto:
ResponderEliminarMe ha encantado leer este pequeño relato tan suave como la brisa del aire que acaricia la piel.
Un beso.